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miércoles, 15 de agosto de 2012

De vuelta a casita

Bueno, pues tras unas intensas vacaciones (por lo movidas e intensas que han sido), ya estamos de vuelta en casita.
Dicen que las cosas mejor a pequeños sorbos, así que para no atropellaros, os las mostraré  poco a poco (sobre todo porque hasta que empiece el cole no tengo tiempo).

Bien, pues empezaré por un pueblillo que hay cerca de Peromingo (a unos 25 km.) llamado San Miguel de Valero, donde estuvimos una tarde que había juegos para niños aprovechando una exposición sobre la zona, que es reserva de la biosfera. No tengo fotos porque dentro no se podían sacar, así que ajo y agua.
San Miguel de Valero se encuentra en la Sierra de las Quilamas. En la exposición leímos una historia muy bonita, que os la cuento porque me encantó: 

La Leyenda de la Reina Quilama


"En la Edad Media, se sitúa la batalla de Segoyela, derrota definitiva de las tropas de don Rodrigo en manos de los musulmanes.
Don Rodrigo trataba de sorprender a sus enemigos atacando a los que deseaban su reino, su oro y su amada. En cuanto se enteró de la invasión bereber del rey de Tánger bajó al sur a repeler a los usurpadores. Debía atacar antes de dar tiempo a sus enemigos de hacerse fuertes en las inmediaciones del río Barbate. 
En el momento del comienzo de la batalla, los seguidores de Witiza traicionaron a Rodrigo y al reino cristiano de Toledo y atacaron a sus hermanos. Cuando Rodrigo vio a los desertores, dio la orden de prepararlo todo para esconderse y marcharse de allí
Durante la huida, dejando atrás su reino, se toparon con una patrulla del rey de Tánger (Táriq no se qué). La batalla se llevó por delante al caballo de Don Rodrigo, pero el rey pudo escapar, y junto a él su amada Quil'ama, hija de Táriq, sus mejores hombres y el tesoro del rey Alarico, el oro de los reyes visigodos del reino de Toledo.
Y fueron a refugiarse a la sierra de Francia, construyeron un castillo, que después llamaron Castillo Viejo de Valero, y elaboraron una red de pasadizos subterráneos hasta algo parecido a un palacio bajo la sierra. Y allí fueron felices los amantes, durante un tiempo.
La marcha del ejército de Táriq, conquistándolo todo a su paso, se detuvo para hacer frente al destino de Rodrigo y Quil'ama. En cuanto vio en la lejanía las largas filas de lanzas que se acercaban, ordenó a sus hombres que prepararan la defensa. Quil'ama, desconsolada, veía cómo su padre llegaba, para acabar con su romance y asesinar a Rodrigo.
La batalla fue larga, pero en medio del combate, la mora no pudo soportar más ver cómo luchaban a muerte Rodrigo y su padre. Su padre no podía soportar que un sucio infiel poseyera a su hija, y Don Rodrigo daría su vida antes de entregar al amor de su vida. Y en esta desdicha, la princesa murió de pena y desesperación al no poder unir los dos mundos separados por el odio.
Cuando Rodrigo se enteró de su desdicha, rajó el lino de su camisa y ordenó poner el cadáver de Quil'ama junto al grandioso tesoro de Alarico. Sus dos bienes más preciados descansarían juntos y nadie los encontraría jamás. Enterrados en lo profundo de la piedra hasta que Cristo o Allah la resucitara para llevarla a su lado. Y ordenó que la entrada fuera tapiada con piedra, y maldijo a quién se atreviera a buscar sus tesoros en la montaña.
Usando otra de las cuevas, él mismo escapó de las huestes que lo amenazaban, rindiendo así el castillo a sus atacantes.
Los ejércitos de Táriq dieron varias vueltas en busca del tesoro, de la reina Quil'ama y del escurridizo rey, pero no dieron con ello, así que, después de varios días, desistieron.
Cuentan que Don Rodrigo huyó hacia el oeste y fundó un nuevo reino en Lusitania, y que nunca volvió a por el cadáver ni a por el oro. Dicen que su tumba está en Viseu, cerca de la actual Guarda.
Pero el alma torturada de Quil'ama no descansó entre el oro. Cuentan que su ser vaga por las entrañas de la sierra que lleva su nombre, llorando su desgracia. Incluso cuentan que algunas noches de luna llena se la ha visto bajar al río Quilamas a buscar agua. Otros cuentan que de las cuevas de los alrededores se pueden escuchar ruidos infernales y que allí hay una puerta que lleva al mismo Averno.
El tesoro del rey Alarico, escondido por Don Rodrigo, último rey visigodo, en la sierra de las Quilamas, sigue aún por ser encontrado, y no faltan historias de incautos que lo han buscado y han perecido por su codicia"

Bueno, y tras esto, os muestro algunas fotos de los juegos que tuvieron los peques, que dicho sea de paso, se lo pasaron bomba. También salió en la tele de Castilla y León y Canal Salamanca jugando un partido de "disco-cesto" (pero esto no os lo puedo mostrar, claro). Y es que no sé qué pasa, pero tiene un gancho para estas cosas 







Bueno, y por último, había un teatro callejero, y adivinad a quién cogieron de ayudante:
Es que tengo un niño muy "popular".
... y otro día más.


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