Esta semana estamos en fiestas en Lugo.
El mates fué San Froilán. Y aprovechando que aún no hace mal tiempo del todo, nos hemos decidido a hacer un poco de turismo.
Sarria es un pueblo situado a unos 35 km. de Lugo. Es uno de los lugares de paso de los peregrinos en el Camino de Santiago. Allí estuvimos por la mañana, pero como nos sabía a poco, pues decidimos ir como a 12km de distancia, y acercarnos a Samos. Allí hay un Monasterio Benedictino. Y aquí es donde pasamos la mayor parte del timpo. Por la mañana vimos el monasterio por fuera, hicimos relaciones públicas con un peregrino de Madrid llamado Javi que nos regaló chocolatinas, y por la tarde visitamos el monasterio.
Un poco de historia monacal:
El Monasterio de Samos está construído con mampostería de pizarra y claustros de piedra de granito. Posee dos claustros de dimensión desigual unidos entre si por torreones. Adosados al claustro grande se encuentran la iglesia y la sacristía. Fué construido con tres estilos arquitectónicos: gótico, renacentista y barroco.
En un principio lo llamaron Monasterio de Sámamos, y luego el nombre quedará reducido al de Samos.
Monasterio de Samos |
Acueducto |
El acueducto fue construido para llevar agua de un manantial próximo hasta el monasterio. Fue reconstruido en 2004
Claustro del Padre Feijoo |
Una vez cruzado el umbral de la portada principal, nos hallamos en el claustro del Padre Feijoo, donde se encuentra un amplio jardín presidido por su monumento. Es uno de los claustros de mayores dimensiones de España y consta de tres plantas.
Un amplio arco nos pone en comunicación con el segundo claustro, más antiguo: el claustro gótico o de las Nereidas. Fue construído sobre las ruinas del anterior de estilo románico, destruído por un incendio a mediados del siglo XVI.
En el patio, para resistir el empuje de las bóvedas, están adosados al muro gruesos contrafuertes. Este claustro no ofrece su aspecto original. Por causas desconocidas hubo que reconstruir las plantas superiores a comienzos del siglo XVIII.
Fuente de las Nereidas |
La Farmacia
Uno de los tres monjes que permanecieron en el monasterio durante la Desamortización era un boticario. La botica era de una gran importancia, y la labor de los sucesivos boticarios que cuidaron de la salud de los monjes dependía de su conocimiento de las plantas medicinales. Algunas de las plantas que se cultivaban en el jardín de la botica llegaron de muy lejos y precisaban una atención muy especializada.
De esto no os puedo mostrar nada, puesto que las fotos no me salieron bien.
Si pasamos se este claustro al del P. Feijoo y subimos al primer piso, podemos contemplar unas pinturas murales sobre la vida de san Benito. 4 pintores intervienen en ellas: José Luis Rodríguez, Enrique Navarro, Celia Rodríguez Cortés y Juan Parés (he hecho trampa y he tenido que consultar sus nombres porque no me acordaba). Sus estilos son distintos, y las técnicas empleadas también: temple al huevo, óleo, pintura acrílica y fresco.
La obra de José Luis: Nacimiento de san Benito y sus primeros pasos en la vida monástica.
Celia Cortés nos recuerda el incendio imaginario con que el diablo intentaba atemorizar a los monjes.
Enrique Navarro: Milagro de santa Escolástica mientras se hallaba en conversación espiritual son su hermano san Benito, con otras escenas acaecidas en Montecasino, Curación de un endemoniado, San Benito escribiendo su regla, Curación de un leproso...
Entre las pinturas hay retratos de conocidos personajes: Sara Montiel, Charlton Heston, Sofía Loren...
Juan Parés: dos representaciones de la muerte del santo entre las manos de sus discípulos
También se puede contemplar la zona de los monjes, que lógicamente se encuentra incumunicada del resto por cristaleras
Estos son los restos de fémur de San Benito. Se han realizado pruebas de ADN de este hueso comparándoles con los de los restos del Santo, y ha dado positivo, es decir, pertenecen al mismo esqueleto (habría que saber si realmente quien está en el féretro de Montecasino es el auténtico San Benito)
Más tarde pasamos a la Sacristía, pero antes pasamos por El Signo, que es un recinto que recibe su nombre de la seña que da el abad en este lugar para entrar comunitariamente en la iglesia. En el siglo XVIII fue trasladada de otro lugar. Unas pinturas al fresco de Juan Parés decoran sus muros con escenas de la vida de Jesucristo. Bajo un ventanal hay una fuente barroca para el lavatorio de las manos.
Desgraciadamente, tampoco tengo fotos, ya que al no poder utilizar flash me salieron borrosas.
Bueno, pues esto es todo. Sólo nos faltó por ver la biblioteca, que no se enseña. La verdad es que me dió mucha pena, pero bueno. Siento mucho haberos fallado en algunas fotos.
Espero que os gustase.
Precioso, reina. Me alegro de que estéis disfrutando de Galicia
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